Bajo el nombre "Romanticismo" se esconde un grito desgarrador de libertad.
Después de la caída de Napoleón, el Romanticismo es una vía de escape para las jóvenes generaciones que aspiran a encarnar los principios revolucionarios.
En el Romanticismo, el objetivo principal del arte no es la belleza, sino la expresión y sentimientos que pueden abrir horizontes mucho más amplios, emerge un deseo de que aparezca lo nuevo, insólito, oculto, reprimido, en una palabra, lo sublime, lo que está más allá del límite. Esta ansiedad provoca mucho más placer estético que la belleza.
Entre 1770 y 1800 Europa se acostó absolutista y neoclásica y se levantó demócrata y romántica. Gracias a la revolución industrial inglesa (1760-1840), que desarrolla una clase burguesa y sienta las bases del liberalismo; gracias a la revolución francesa (1789), que proclama los principios de la libertad, igualdad y fraternidad; gracias igualmente a la revolución americana con su Declaración de independencia (1776), que hace de los derechos del hombre su centro y establece la república como forma de gobierno y al pueblo como fuente exclusiva del poder; gracias a todos estos hechos de libertad reemplaza a la tiranía, el poder absoluto se ve limitado y la democracia se erige en ideal de gobierno.
Aunque la unidad del movimiento romántico reside en una manera de sentir y de concebir al hombre, la naturaleza y la vida, cada país produce un movimiento romántico particular distinto; incluso cada romanticismo nacional desarrolla distintas tendencias. En Francia o en España se suele distinguir un romanticismo de apariencia católica y nacional de otro más liberal y materialista. En Alemania o Inglaterra se diferencia un primer romanticismo de un segundo movimiento, más duro y menos teórico.
El romanticismo significó un cambio de gusto de la época y de las teorías estéticas de la creación. Lo moderno frente a lo neoclásico, simbolizado en lo francés y en la imitación de los modelos antiguos. Lessing ataca el teatro francés clasiscista, propone imitar a Shakespeare y crear un drama nacional. Heder defiende la existencia de un espíritu nacional ligado al idioma cuyo desarrollo es la historia de cada país; la manifestación de ese espíritu en las creaciones del pueblo y en los grandes poetas, sobre todo en la Edad Media cristiana. Afirma el nacionalismo y el populismo que Schiller practicaría en su teatro. En Inglaterra revive el interés por la mitología y tradiciones medievales escandinavas o celtas y se cultiva un nuevo sentimiento ante la naturaleza (Wordsworth y Coleridge). Goethe, en Werther, dibuja el "mal del siglo", y en su Fausto, busca un sueño imposible de inmortalidad.
F.Schlegel, contra la necesidad defendida por los neoclásicos de ajustar la creación a unas reglas o leyes, sostiene que la poesía crea sus propias normas pues es engendrada por la fuerza original invisible de la humanidad. Sigue a Schiller, que opina la poesía ingenua y sentimental (moderna) a la poesía objetiva. Esta tenía por objeto la perfección formal, que se conseguía a través de sus limitaciones, mientras la moderna y sentimental subordinaba lo formal al contenido, que era una aspiración al infinito.
Francia había presentado la vanguardia del Neoclasicismo y a pesar de las tempranas manifestaciones que surgen dispersamente en este país y en Inglaterra preludiando el advenimiento del romanticismo, la vanguardia romántica nace en Alemania, bajo el principio kantiano del progreso hacia el infinito de los seres racionales finitos y en las inmediatas manifestaciones nacionalistas alemanas. Herder habla de una nueva literatura, moderna, frente a la clásica francesa. La búsqueda de una identidad nacional se hace coincidir con la necesidad de impulsar una cultura propia.
Los románticos convirtieron al sujeto individual en el punto de vista desde el que había de considerarse el mundo, por lo que tuvo este movimiento un carácter profundamente introspectivo. De modo que el verdadero tema de la literatura o el arte romántico no suele ser el tema externo, sino la vida psicológica íntima. es espacio psíquico se hace cada vez más profundo y abismal.
Una consecuencia de su postura determinadamente individualista fue que el universo podía reflejarse dentro de un sujeto individual. El poeta romántico define, crea y transforma en sus textos la realidad y da vida al yo definidor y creativo. El centro dominante y volitico de la conciencia que rehace la existencia en los textos románticos es la "imagen del deseo" proyectada por el poema.
Entre 1770 y 1800 Europa se acostó absolutista y neoclásica y se levantó demócrata y romántica. Gracias a la revolución industrial inglesa (1760-1840), que desarrolla una clase burguesa y sienta las bases del liberalismo; gracias a la revolución francesa (1789), que proclama los principios de la libertad, igualdad y fraternidad; gracias igualmente a la revolución americana con su Declaración de independencia (1776), que hace de los derechos del hombre su centro y establece la república como forma de gobierno y al pueblo como fuente exclusiva del poder; gracias a todos estos hechos de libertad reemplaza a la tiranía, el poder absoluto se ve limitado y la democracia se erige en ideal de gobierno.
Aunque la unidad del movimiento romántico reside en una manera de sentir y de concebir al hombre, la naturaleza y la vida, cada país produce un movimiento romántico particular distinto; incluso cada romanticismo nacional desarrolla distintas tendencias. En Francia o en España se suele distinguir un romanticismo de apariencia católica y nacional de otro más liberal y materialista. En Alemania o Inglaterra se diferencia un primer romanticismo de un segundo movimiento, más duro y menos teórico.
El romanticismo significó un cambio de gusto de la época y de las teorías estéticas de la creación. Lo moderno frente a lo neoclásico, simbolizado en lo francés y en la imitación de los modelos antiguos. Lessing ataca el teatro francés clasiscista, propone imitar a Shakespeare y crear un drama nacional. Heder defiende la existencia de un espíritu nacional ligado al idioma cuyo desarrollo es la historia de cada país; la manifestación de ese espíritu en las creaciones del pueblo y en los grandes poetas, sobre todo en la Edad Media cristiana. Afirma el nacionalismo y el populismo que Schiller practicaría en su teatro. En Inglaterra revive el interés por la mitología y tradiciones medievales escandinavas o celtas y se cultiva un nuevo sentimiento ante la naturaleza (Wordsworth y Coleridge). Goethe, en Werther, dibuja el "mal del siglo", y en su Fausto, busca un sueño imposible de inmortalidad.
F.Schlegel, contra la necesidad defendida por los neoclásicos de ajustar la creación a unas reglas o leyes, sostiene que la poesía crea sus propias normas pues es engendrada por la fuerza original invisible de la humanidad. Sigue a Schiller, que opina la poesía ingenua y sentimental (moderna) a la poesía objetiva. Esta tenía por objeto la perfección formal, que se conseguía a través de sus limitaciones, mientras la moderna y sentimental subordinaba lo formal al contenido, que era una aspiración al infinito.
Francia había presentado la vanguardia del Neoclasicismo y a pesar de las tempranas manifestaciones que surgen dispersamente en este país y en Inglaterra preludiando el advenimiento del romanticismo, la vanguardia romántica nace en Alemania, bajo el principio kantiano del progreso hacia el infinito de los seres racionales finitos y en las inmediatas manifestaciones nacionalistas alemanas. Herder habla de una nueva literatura, moderna, frente a la clásica francesa. La búsqueda de una identidad nacional se hace coincidir con la necesidad de impulsar una cultura propia.
Los románticos convirtieron al sujeto individual en el punto de vista desde el que había de considerarse el mundo, por lo que tuvo este movimiento un carácter profundamente introspectivo. De modo que el verdadero tema de la literatura o el arte romántico no suele ser el tema externo, sino la vida psicológica íntima. es espacio psíquico se hace cada vez más profundo y abismal.
Una consecuencia de su postura determinadamente individualista fue que el universo podía reflejarse dentro de un sujeto individual. El poeta romántico define, crea y transforma en sus textos la realidad y da vida al yo definidor y creativo. El centro dominante y volitico de la conciencia que rehace la existencia en los textos románticos es la "imagen del deseo" proyectada por el poema.
El yo representado por el texto romántico es, por tanto, inevitable, el sujeto autor en el proceso de construirse a sí mismo; el esfuerzo de sobrepasar la conciencia de sí alienante mediante los poderes de la imaginación, es decir, el poder mental de introspección y reconstrucción del mundo exterior.
Así, pues, el texto romántico anima al lector a confundir al verdadero escritor-persona con el sujeto narrador o el sujeto de la acción creado por el texto. Pero la obra romántica podía leerse también como imagen del deseo colectivo, de una subjetividad generalizada y no sólo como auto-representación de un individuo. Esa relativa apertura de la obra desaparece en los sucesores del romanticismo de finales del siglo XIX
Música en el Romanticismo
El periodo de la música conocido como "Romanticismo" se desarrolla durante casi todo el siglo XIX (1815 - 1900 aproximadamente).
La música en esta época tenía un interés por los temas relacionados con lo exótico, lo oriental y con el pasado; tenía un interés por las grandes formas: sinfonía y concierto que se expanden y modifican y también un gusto por pequeñas formas para piano y piano voz. Además nace la música programática que pretende narrar a través de la música instrumental un tema literario (poema sinfónico).
En esta época, evoluciona la armonía clásica, a través de las exploraciones de armonías con muchos cromatismos (alteraciones); la melodía es el principal vehículo para la expresión de los sentimientos y pierde las características clásicas de simetría y equilibrio. La música nacionalista utiliza las características musicales antes mencionadas, pero hay que añadir que los músicos incluyen en sus composiciones ritmos, melodías, y armonías de la tradición de su país con el fin de afirmar el "espíritu" de su nación.
Los instrumentos en el Romanticismo
El instrumento más importante en el Romanticismo es el piano, capaz de expresar las cualidades más buscadas por los románticos: brillantez e intimidad.
Se producen importantes mejoras en los instrumentos de viento: Los de madera introducen el sistema de llaves y los de metal el sistema de pistones (trompetas) y de válvulas (trompas).
Periodos y principales compositores
Primer Romanticismo: Beethoven, Schubert y Rossini.
Romanticismo Pleno: Chopin, Liszt, Schumann, Berlioz, Mendelssohn, Bellin, Verdi, Wagner.
Romanticismo Tardío: Brahms, Saint-Saëns.
Postromanticismo: Richard Strauss, Mahler, Puccini.
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (1813-1901)
Es el más famoso compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX . Es autor de algunos de los títulos más populares del repertorio actual, como Aída, Rigoletto, La Traviata e il Trovatore.
Nace el 10 de octubre de 1813 en Roncole, en el ducado de Parma, donde recibe sus primeras lecciones de música.
Continúa sus estudios en Busseto, bajo la tutela de Ferdinando Provesi. Se trasladó a Milán, y, al no ser admitido en el Conservatorio porque había superado el límite de edad, se formó en la escuela de Vincenzo Lavigna, maestro del Teatro La Scala.
Entrando en contacto con el entorno cultural de Milán, Verdi decidió dedicarse a la carrera del teatro musical y presentó su primera ópera "Oberto, conte di San Bonifacio" en la Scala en 1839, con un discreto éxito.
(Oberto Conte Di San Bonifacio)
Se convierte pronto en el organista de la iglesia de su pueblo. Intenta entrar en el conservatorio de la ciudad de Milán pero no lo consigue.
Se puede decir que sus primeros éxitos están relacionados con la situación política que vivían en Italia. Aparte de su calidad artística, sus operas servían para exaltar el carácter nacionalista del pueblo italiano.
Quizá el Va pensiero (coro de los esclavos de la ópera Nabucco) es uno de los coros más conocidos de Italia por esta razón. De esta forma, Verdi triunfa en Milán.
Gracias a los éxitos conseguidos, Verdi puede apostar por un estilo más personal en sus óperas y presionar a libretistas y empresarios para que arriesguen y experimenten un poco más. Es notable en este sentido, la forma en que se engendró la ópera Macbeth, con unos arduos, e incluso despóticos ensayos para lograr que el éxito fura más hablado que cantado. Verdi consigue su cometido y el éxito de estas óperas es también notorio.
Sigue un periodo de dificultades personales, con la muerte de su primera esposa y su hija, que contrasta con la creación de sus óperas más populares y queridas; la trilogía romántica: Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore.
Muchos consideran que la madurez del compositor se percibe en las obras que siguen a este periodo; por ejemplo, Don Carlos, que fue compuesta para la gran Ópera de París; Aída, compuesta para la Ópera del Cairo; Otello y Falstaf, con libreto de Arrigo Boito basado en Shakespare.
Algunas de estas obras no son bien recibidas por el público o los críticos, que las clasificaron de demasiado wagnerianas, crítica que el autor siempre rechazó.
En sus últimos años, Verdi compone algunas obras no operísticas. A pesar de no ser particularmente religioso, compuso obras litúrgicas, como la Misa de Réquiem (1874) y el Te Deum.
También compuso el Himno de las naciones, que incluye las melodías de los himnos italianos, francés e inglés, sobre el texto del poeta Arrigo Boito (1862) y un cuarteto para cuerdas en mi menor (1873).
Fallece en Milán, el 27 de enero de 1901, afectado por un derrame cerebral.
"Va Pensiero"
En lo que respecta a mi persona, las sensaciones que provocan en mi al escuchar este coro, es esa tranquilidad que necesito para poder concentrarme en lo que realizo, además de eso, me provoca una especia de alegría y me despierta la sensación de moverme con pasos ligeros y delicados.
Es una especie de poder enfocarme en lo que realizo.
Va Pensiero. Una espectacular melodía del coro del tercer acto de Nabucco de Giuseppe Verdi, que se convirtió en un himno para patriotas italianos.
Nabucco es una ópera basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabochodonosor de Francis Cornue y Anicète Bourgeois. Estrenada el 9 de marzo de 1842, el libreto de Nabucco llegó a manos de Verdi casi de casualidad. la composición emprendida casi a regañadientes dio como resultado una obra que cautivó a toda Italia. Esta cuenta la historia del exilio hebreo en Babilonia tras la pérdida del Primer Templo de Jerusalén.
Era tal la necesidad del pueblo italiano de tener un símbolo patrio que los uniera (más allá del himno italiano oficial) que en realidad el rey Victor Emmanuelle II quien encargó al músico la composición de la obra para el pueblo italiano que estaba dividido.
El objetivo de este rey al encargar esta pieza musical ea la de aglomerar Italia para los tiempos difíciles que se avecinaban. Posteriormente se convirtió en el himno para patriotas italianos quienes identificándose con el pueblo hebreo, buscan la unidad nacional y la soberanía. Asimilaron esta obra como un canto contra la opresión extranjera en que vivían y como canto patriótico.
La canción, cuyo tema es el exilio y que expresa nostalgia por la tierra natal, así como la frace <<Oh mia patria sí bella e perduta!>> (en italiano <<Oh mi patria, tan bella y abandonada!>>) sonaba en el corazón de muchos italianos.
El éxito de ésta ópera se debe en parte a las cualidades musicales de la obra y en parte a la asociación que hacía el público entre la historia del pueblo israelí y las ambiciones nacionalistas de la época.